120. La fornicación, el derramamiento del ENS SEMINIS por medio del ORGASMO, es lo que hace del animal racional una criatura inmunda que precisa inevitablemente de las purificaciones.
121. Todo aquel que pierde su simiente, su semilla, es fornicario y, como tal, es INMUNDO; y las personas inmundas no participan de la gracia divina, ni él, ni las personas con quienes entran en contacto, ni sus hijos, ni sus siervos porque, a causa de sus fornicaciones, se contaminan con la inmundicia.
sábado, 24 de marzo de 2012
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