88. La displicencia y el placer bestial de la fornicación llevan al animal racional a perder el precioso aceite crístico necesario para iluminar su “LÁMPARA INTERNA”.
89. La bestia racional, el gusano intelectual, prefiere arrastrarse en el fango de sus obscuras fornicaciones.
sábado, 3 de marzo de 2012
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